Y llegó el día en que me fuí hacia Yaviza, en el Darién, zona limítrofe con Colombia. Ya en la terminal de autobuses te das cuenta que va a ser una aventura, pues ningún autobus lleva el rótulo de Yaviza, luego te enteras que que el que corresponde es Darién. Me tocó subir en un coaster, un minibús, en le que purgué todos los pecados que tenía que purgar y alguno más. Encogido en mi asiento, una dulce música reguetonera nos iba a acompañar durante todo el viaje, siete horas para doscientos kilómetros, y por si todo eso no fuese suficiente, el «pavo» (ayudante) del autobus hacia gala de un machismo exquisito.
Los últimos 60 kilometros de la carretera entre Metetí y Yaviza son un barrizal, están de obras, espero que cuando vuelva por allí, haya cambiado un poco la cosa, aunque tengo pocas esperanzas, pues según me decían, esta carretera está toda la vida en obras.
La plaza, con la iglesia en el frente.
En la misma plaza,hacia la izquierda tenemos una cancha cubierta.
Las calles, un trozo en el centro de cemento y los laterales de tierra.
En la actualidad casi todas las casas son de dos plantas, en diciemdre de 2012 los rios Chucunaque y Chico se desbordaron provocando grandes daños, la altura del agua llegó hasta casi el primer piso.
A partir de entonces el crecimiento de la ciudad se dirigio más hacia la otra orilla del rio Chucunaque, pues está a mayor altura, para ello se construyo un puente colgante.
Tendra cosa de 100 metros, y aunque esta amarrado hacia los lados, se mueve bastante.
El trasiego de barcas por el río es incesante, pues son un gran medio de transporte en esta zona.
Es aqui donde se reciben los platanos y demás productos agrícolas que se producen a lo largo de los diferentes rios que recorren la zona.
Y es en Yaviza donden termina la caretera interamericana, a partir de aqui hay que seguir a pie hasta Colombia, es el llamado tapón del Darién.